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segunda-feira, 29 de abril de 2013

Audiovisual e Sociais: perspectivas


O Sistema Audiovisual e as Ciências Sociais.
Perspectivas econômicas, organizacionais e geográficas do consumo e da produção audiovisual.

Temos o prazer de lhes convidar a participar destas jornadas que acontecerão nos dias 13 e 14 de junho de 2013 no Campus da UNGS (Los Polvorines, Buenos Aires).
Também comunicamos que está pronto a página web do evento e que se recebem consultas sobre dúvidas e mais informações neste e-mail. Agradecemos sua difusão.
Data limite para recepção de resumos: 03 DE MAYO
 Atentamente,
Comité Organizador
Área de Sistemas Económicos Urbanos
Instituto del Conurbano, UNGS
Este evento es posible gracias al subsidio de la AGENCIA NACIONAL DE PROMOCIÓN
CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA, a través del programa FONCYT (RC-2012-0364)

Estas jornadas son organizadas por el equipo de investigación del proyecto "Redes de conocimiento: la industria cinematográfica argentina (PICT 2007-00776)". Para más información sobre este proyecto, visitar: www.ungs.edu.ar/proyectocine

Chilenas atrás da câmera

El cine, como forma de arte, suscita experiencias en los espectadores y los interpela de modos inusitados respecto a situaciones cotidianas. En ello reside buena parte de su potencial transformador de la sociedad. Quien asiste a una proyección cinematográfica puede habitar durante minutos u horas ‘la piel’ de otro e identificarse con los personajes no sólo a nivel racional, sino también emotivo. Estas características lo singularizan frente a otro tipo de discursos como los activistas y académicos, y ofrecen posibilidades de transformar imaginarios sociales. Es por ello que el cine ha desempeñado un importante papel para los movimientos sociales, además de ser una herramienta de difusión y denuncia.
Pese a ello, la industria cinematográfica sigue siendo dominada por hombres. En la historia de los premios Óscar –que se remonta a 1929 con su primera entrega– sólo una mujer ha recibido la mayor distinción como directora. Se trata de Kathryn Bigelow, quien obtuvo este reconocimiento con su película The Hurt Locker (2009) (traducida en algunos países como Vivir al Límite), que trata sobre la guerra en el mundo contemporáneo. Antes sólo hubo nominadas.
Hay una importante omisión de directoras en esta premiación. Más allá de que la industria de Hollywood sea vista como muy conservadora, es claro que sostiene un “antiguo criterio patriarcal, de raza blanca y esencialmente heterosexual”, afirma Felipe Blanco, programador y crítico de cine. El certamen, explica, establece “un cierto tipo de canon creativo y estético que ha tenido gran influencia cultural en la medida que copa las pantallas de todo el mundo”.
"Guerra ao terror", filme dirigido por Kathryn Bigelow, primeira mulher a vencer o Oscar de melhor direção.
A esto se suma la baja proporción de mujeres directoras en todo el mundo y el hecho de que la gran mayoría de miembros de la Academia de Hollywood sean hombres. Según un estudio de Los Angeles Times efectuado en 2012, sólo el 23 % de los más de 6.000 miembros de la Academia son mujeres, el 94% es de raza blanca y el 2 % tiene menos de 40 años. Más del 90% de las producciones de cine y televisión estadounidenses fueron dirigidas por hombres.
El panorama no es muy diferente en el resto del mundo. Es por ello que en el Festival de cine de Berlín de este año, por primera vez se reunieron mujeres de varios países con el fin de analizar su rol en la industria audiovisual y pedir mayor igualdad. El encuentro denominado You cannot be serious - A discussion on the status of women (No puedes estar hablando en serio - Un debate sobre el estatus de la mujer) fue impulsado por el International Women’s Film Festival Dortmund/Cologne y el Athena Film Festival de Nueva York, con el apoyo de la European Women"s Audiovisual Network (EWA) y Mujeres Iberoamericanas del Cine y Medios Audiovisuales (MICA).
En el contexto regional, Chile vive un auge de producciones cinematográficas. En 2012 se filmaron cerca de 40 películas, una cifra inédita hasta ese momento. Este hecho llama aún más la atención si se compara con la producción durante la dictadura de Pinochet, que entre 1973 y 1990 registró 8 filmes. Además, este año el cine y la televisión chilena participarán en 18 festivales y mercados del mundo.
Junto con el aumento exponencial de las producciones nacionales, el cine chileno fue reconocido en importantes festivales internacionales. Recientemente, la película No (2012) fue nominada a mejor producción extranjera en los Óscar, y la actriz Paulina García ganó el Oso de Plata por su papel protagónico en Gloria (2013), en la última Berlinale.
Pero las auspiciosas cifras no son las mismas cuando se analiza el sexo de los directores/as. Entre 2001 y 2010, sólo el 15% de las películas chilenas fueron dirigidas por mujeres, un 5% más que en Estados Unidos y Europa.
Pese a ello, advierte Felipe Blanco, las producciones chilenas dirigidas por mujeres han recibido varias distinciones en los últimos dos años. Joven y Alocada (2012) de Marialy Rivas, ganó el premio a mejor guión en el Festival de Sundance; De jueves a Domingo (2012) de Dominga Sotomayor fue la película ganadora del Festival de Rotterdam. Este año Il Futuro (2013) de Alicia Scherson fue también premiada en Rotterdam. El verano de los peces voladores (2013) de Marcela Said y Asunción (2013) de Camila Luna representarán a Chile en Cannes 2013. “Entonces, hay que considerar no sólo la paridad en números, sino también la calidad de las películas que están siendo rodadas por mujeres en la actualidad”, consigna el experto.
La directora del Festival de Cine de Mujeres de Santiago – FEMCINE, Antonella Estévez, afirma que el espacio chileno está siendo tomado por mujeres con mucha fuerza, pero advierte que aún no se cuenta con la misma cantidad de hombres y de mujeres filmando. “Durante los últimos tres años hemos visto como nunca antes una cantidad de mujeres empoderadas, con cámara en mano contando sus propias historias. Sospecho que eso está pasando en otros lugares del continente, pero todavía es un fenómeno minoritario, y las mujeres –como en casi todos los ámbitos–, tienen menos representación que los hombres”, señala.
En este sentido, FEMCINE, que cumple tres años de existencia, ha buscado propiciar un espacio de encuentro diferente, que dé mayor visibilidad a las cineastas. Este año contó con cerca de 5 mil asistentes, lo que significó todo un éxito para sus organizadoras.


Las mujeres en el cine chileno
La presencia de realizadoras chilenas data de la época del cine mudo, con la obra de Gabriela von Bussenius. No obstante, durante muchos años, el cine sonoro no registró mujeres directoras. En este panorama se destaca Valeria Sarmiento, viuda del reconocido director Raúl Ruiz que, además de trabajar como montajista en casi todas las películas de su marido, fue conocida por Mi Boda Contigo (1984). A finales del año pasado estrenó en París Las Líneas de Wellington.
Durante la dictadura, Tatiana Gaviola fue prácticamente la única cineasta activa. La acompañaron la documentalista Carmen Castillo y la realizadora de cine animado Vivianne Barry. “Soy una de las primeras mujeres en el cine chileno, en la vanguardia; y en esa época era súper difícil crear un espacio para el desarrollo del cine”, relata Gaviola. Recuerda que en esos años el cine era militante. En 1983, su obra Tantas Vidas, una historia registró el quehacer de mujeres pobladoras en plena dictadura que participaban en talleres de desarrollo personal. “Era una época en la que teníamos tanto miedo, y no sólo a la dictadura. Estaba el miedo a ser mujer y a tener la capacidad de pelear un espacio”, recuerda.
La directora siente que hoy esas dificultades se han superado y que el cine también se ha beneficiado de los cambios sociales y políticos. Su generación jamás imaginó una mujer Presidenta, ni la existencia de una institucionalidad que promoviera el desarrollo de las artes.
En 2004, gracias a una serie de políticas públicas implementadas por el Estado chileno, se promulgó una Ley de Fomento que establece un fondo destinado a la producción y un consejo para administrarlo. Esta ley representó un estímulo para un importante grupo de cineastas, en su mayoría menores de 40 años. Gaviola trabajó en este proceso. “Las mujeres de hoy cuentan con esta infraestructura, hay más escuelas de cine, por lo que creo que las nuevas cineastas graban con más soltura y usan un lenguaje más libre. En mi caso, hubo una represión externa e interna, así como obstáculos reales para producir cine”, precisa.

Nuevas generaciones
En los últimos años ha crecido el número de cineastas mujeres. A partir del año 2000 se dieron a conocer nombres como el de Alicia Scherson y el de nuevas realizadoras con formación profesional: Nayra Ilic, Elisa Eliash, Constanza Fernández, Marialy Rivas, Dominga Sotomayor, entre otras.
En el caso de documentalistas, el número es un poco mayor: Marcela Said, Macarena Aguiló, Pamela Pequeño, Lorena Giachino, Pachi Bustos, Tiziana Paniza, Paola Castillo, María Elena Wood, Catalina Vergara, Tatiana Lorca, Paula Rodríguez, Patricia Correa, Valentina Mac-Pherson, Teresa Arredondo y Maite Alberdi. Esta última, con sólo 28 años, dirigió El Salvavidas (2011) que fue premiada en el Festival de cine de Valdivia y participó en el IDFA de Amsterdam.
Para Nayra Ilic, directora de Metro Cuadrado (2011), este aumento en el número de cineastas se corresponde con el avance general de las mujeres en otras áreas profesionales. “Hay mujeres que son directoras de fotos y conozco grandes productoras ejecutivas. Antes, esos eran universos masculinos vetados para nosotras. Creo que las mujeres hoy estamos mucho más presentes y más activas que antes”, indica la realizadora.
Teresa Arredondo, directora de Sibila (2012), coincide en que el arte se está consolidando en un espacio de mayor libertad para las mujeres, donde “las latinoamericanas, y en especial las chilenas, tanto en el arte en general como en el cine en particular, se están apropiado poco a poco de ese lugar”.
Lo que ocurre en el cine está en sintonía con la posición de las mujeres en otras áreas de la economía, según Blanco. El especialista explica que en la última década el aumento de directoras en el país se debe exclusivamente a la proliferación de escuelas de cine, lo que ha incidido en el número de estudiantes de artes audiovisuales y en la oferta laboral en disciplinas afines como dirección de fotografía, dirección de arte, asistencia de dirección, montaje, etcétera.
No obstante, el aumento de escuelas de cine no es garantía de una enseñanza a favor de la equidad de género. Ilic recuerda que estudió en una escuela en la que “casi todos los profesores eran hombres y en la que catalogaban las producciones audiovisuales que hacíamos las mujeres como cine femenino, pero en un tono menospreciador”.

¿Mirada de mujer?

En los últimos años se ha popularizado el uso muchas veces indiferenciado de términos como ‘cine feminista’, ‘cine de mujeres’ y ‘cine femenino’ para referirse a la producción cinematográfica de mujeres. El primero, está enmarcado en posturas políticas concretas y es un hecho que el cine dirigido por mujeres no es necesariamente feminista, ni el cine feminista es dirigido por mujeres.
Por su parte, ‘cine de mujeres’ no describe más que un corpus relacionado con el género de sus autoras. El último término, ‘cine femenino’, apuntaría más a las características sociales atribuidas a las mujeres (lo sensible, lo sentimental, lo emotivo), así como al tono del relato fílmico o del público al que va dirigido, más que al sexo de su autora.
Al respecto, Blanco advierte que le cuesta pensar en términos de un cine de mujeres por ser una “distinción reduccionista frente a la riqueza de la obra de cineastas como Elisa Eliash, Nayra Ilic, Alicia Scherson o Marialy Rivas”.
Con frecuencia se señala que existen rasgos comunes en las realizaciones de mujeres cineastas, como el hecho de hacer protagonistas a otras mujeres. Sin embargo, para el especialista “las películas son mucho más amplias que sus líneas argumentales esenciales”, y afirma que aunque puede existir “una visión de mujer que organiza y prioriza las vetas narrativas, los temas abordados son universales y no tienen por qué ser asociados a un hombre o a una mujer”.
Ilic tampoco se siente cómoda con la etiqueta de ‘cine de mujeres’ o ‘femenino’. Para la joven directora, “ser mujer y hablar sobre temáticas de mujeres plantea unas propiedades de las cuales los hombres estarían excluidos, pese a que hay grandes películas dirigidas por hombres que abordan la temática ‘femenina’ y la desarrollan muy bien”, precisa.
Por su parte, Arredondo afirma que en algunos casos es posible hablar de ‘cine de mujeres’, aunque aclara que ella no se siente parte del mismo. “Más allá del género, cada director o directora decide contar lo que le resulta imprescindible en cierto momento”, opina. Respecto a su trabajo señala que si bien el género no juega un papel central en el abordaje de los temas, sí reconoce en él una “mirada femenina”.
No obstante lo anterior, las directoras coinciden en la importancia de realizar festivales y muestras de cine en torno a estos temas, así como en emplear el cine como un lenguaje para cuestionar las desigualdades entre hombres y mujeres. Para Ilic esto resulta notable en tanto destaca el esfuerzo de las mujeres para difundir sus producciones, aunque advierte el peligro de que estas distinciones puedan contribuir a la segregación de temáticas según el género.
Contrario a lo que afirman algunos, Estévez cree que la discusión sobre la existencia o no de un cine de mujeres aún no está superada, ya que los modos culturales a través de los cuales se define lo masculino y lo femenino se ponen en juego en las narraciones cinematográficas. De ahí que su apuesta sea cuestionar estas estructuras acudiendo al mismo lenguaje: “a través del cine hecho por mujeres buscamos demostrar que tenemos distintos intereses, distintas miradas, distintos gustos y distintas formas de acercarnos a la realidad”, afirma.
En este sentido considera reveladora la obra de Bigelow, quien no hace películas acerca de la maternidad o el amor. “Es una mujer contando historias de guerra, pero claramente con una sensibilidad y un punto de vista femenino”, señala. Estévez entiende que muchas realizadoras no quieran ser identificadas con estas categorías, ni mucho menos un trato especial por el hecho de ser mujeres. “Creo que hay mucho temor a la ‘discriminación positiva’. Es difícil hacer tu película y que después te digan que estuviste ahí por el hecho de ser mujer”, comenta.

Mujeres representadas

Para Felipe Blanco, las luchas feministas de la década de 1970 tuvieron gran impacto en los modos de representar a las mujeres en el cine. “La obra de Chantal Akerman, Marguerite Duras y antes la figura de Agnès Varda fueron fundamentales, pero sus obras sólo se explican en el contexto de las nuevas olas y de lo que hoy entendemos como cine moderno”,explica.
En opinión de Estévez, el aumento en el número de realizadoras en Chile ha contribuido particularmente a la diversificación de las imágenes sobre las mujeres. Una muestra de ello son las películas proyectadas en FEMCINE, entre las que se cuentan un documental de Pamela Pequeño sobre una profesora mapuche que enseña mapudungun en un colegio; así como el documental Rosita: la favorita del Tercer Reich (2012) de Pablo Berthelon, que narra la historia de una cantante chilena (Rosa Serrano) muy popular en la Alemania Nazi, pero que luego de ofrecer un espectáculo musical a niños judíos en Suecia fue considerada traidora. Al respecto, Estévez señala que estos y otros personajes muestran “mujeres empoderadas, conscientes de su espacio y exigentes respecto del lugar que deben ocupar en el mundo”.
Teresa (2009), la última película de Tatiana Gaviola, narra la historia poco conocida de la escritora Teresa Wilms Montt, amiga del poeta Vicente Huidobro, que fue recluida en un convento por un Tribunal Familiar como castigo por haberle sido infiel a su esposo. El personaje de Sibila, es una mujer que estuvo encerrada durante 14 años en cárceles de alta seguridad del Perú, tras ser acusada de militancia en Sendero luminoso. Su vida se enmarca en la lucha por sus convicciones, explica Teresa Arredondo.
El filme Joven y Alocada, por su parte, cuenta la vida de una adolescente bisexual que mantiene un blog donde relata su vida y sus conflictos en el seno de una familia evangélica. Turistas (2009) de Alicia Scherson, tiene como protagonista a una mujer que durante unas vacaciones es abandonada por su esposo luego de que le confiesa haber abortado sin consultarle.


En general, son personajes que están en crisis con lo que les rodea y con lo que les toca vivir. Algunos tienen la posibilidad de decidir si quieren estar allí o no, mientras que otros están condenados. Para Blanco, las películas cuyos personajes centrales son mujeres “hablan de conflictos permanente con su entorno”. Sin embargo, señala, esa es una característica del cine chileno reciente y una impronta generacional que poco tiene que ver con el género.
Al respecto, Estévez difiere. La directora defiende la existencia de un cine de mujeres y aboga por la implementación de acciones afirmativas que permitan acabar con la participación desigual de las mujeres en el cine chileno y cambiar la forma en que son retratadas. “Si bien más películas sobre mujeres no quiere decir que éstas serán mejor representadas, al aumentar el número de películas realizadas por ellas crece también la probabilidad de ver personajes femeninos interpretando roles diferentes”, concluye.

Publicada originalmente em: 25/04/2013 no site www.clam.org.br.

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Somos também o que vemos

1˚ de Maio 2013: Curtas que merecem ser vistos
Filme/Convocatória editado por companheiros e companheiras do Sindicato em Ofícios Vários de Salamanca (CNT-AIT) com alusao ao 1º de Maio de 2013:

Capturar
Os Mártires de Chicago Os condenados de Haymarket: Louis Lingg, Oscar Neebe, Adolph Fisher, August Spies, Albert Parsons, Michael Schwab, George Engel e Samuel Fielden. Todos condenados à morte e assassinados pelo Estado a 11 de novembro de 1887, excepto Neebe  (15 anos de prisão), Fielden e Schwab (condenados a cadeia perpétua).

Mauricio Basterra *


“Para a frente com valentia! O conflito começou. Um exército de trabalhadores assalariados está sem ocupação. O capitalismo esconde as suas garras de tigre atrás das muralhas da ordem. Operários, que a vossa palavra de ordem seja: Não ao compromisso! Cobardes à retaguarda! Homens à frente!”

Com estas palavras preparava August Spies a greve do Primeiro de Maio em Chicago nas páginas do jornal Arbeiter Zeitung. Nada fazia supor a Spies que aquela jornada ia ficar, por tudo o que originou, na história do movimento operário. A reivindicação das oito horas de trabalho era o eixo fundamental daquela greve em 1886.

E, de facto, a reivindicação para a diminuição da jornada de trabalho tinha as suas raízes bem fundas nas próprias origens do movimento operário. As longas jornadas de trabalho a que os trabalhadores estavam sujeitos punham como primeiro ponto da agenda reivindicativa a diminuição das horas de trabalho, que em muitos casos atingia as 12-14 horas diárias.  Sem nenhum tipo de segurança social e com umas condições de vida miseráveis.

Curiosamente foram os Estados Unidos um dos primeiros países a introduzirem leis de redução da jornada laboral. Em 1840 a administração de Martín van Buren reconheceu a jornada de 10 horas para os empregados do governo e dos construtores navais. Em 1842 Massachusetts e Connecticut reduziram a jornada de trabalho infantil para 10 horas. Por seu lado, o Reino Unido reduziu em 1884 o trabalho infantil a 7 horas e o dos adultos a 10 horas. E assim foi sucedendo em distintos estados norte-americanos e na Europa. Sempre com reformas parciais e em sectores concretos.

Isso fez com que se concluísse que apenas uma acção organizada podia trazer melhorias mais profundas para a classe operária. Em 1864 era fundada em Londres a Associação Internacional dos Trabalhadores (AIT) e em 1886, no Congresso de Genebra, ficou decidido que as secções integrantes da AIT iriam lutar pelas oito horas de trabalho. Oito horas de trabalho, Oito horas de descanso e Oito horas de lazer. Esse era o lema do movimento operário internacional.

O amplo poder de implantação que a AIT teve e os ecos revolucionários que chegavam da Europa, fez que em 1868 o presidente norte-americano Andrew Johnson aprovasse a Lei Ingersoll, que estabelecia a jornada de oito horas de trabalho para os empregados federais.

Apesar do desaparecimento da AIT o movimento operário continuou a reivindicar melhorias para a classe operária. Numerosas greves se sucedem, por todo o mundo, algumas delas conseguindo grandes vantagens para os trabalhadores. Por exemplo, a greve dos caminhos de ferro de Massachusetts  de 1874 conquistou as 10 horas de trabalho.

Mas os trabalhadores que integravam o movimento operário norte-americano estavam conscientes de que sem uma organização que unisse os trabalhadores seria muito difícil conquistar direitos generalizados e básicos para a classe operária. Por isso nasceu em 1881 em Pittsburgh a Federação Norte Americana do Trabalho (AFL). No seu IV Congresso, em Chicago, a organização decidiu realizar uma grande greve geral que reivindicasse as 8 horas de trabalho, seguindo a tradição iniciada pela AIT. Reivindicação que contou também com o apoio de outras organizações como os “Cavaleiros do Trabalho” ou distintas federações e associações operárias norte-americanas.

Foi constituído um Comité pelas Oito Horas de Trabalho e a greve foi marcada para o Primeiro de Maio de 1886. A greve resultou num êxito muito grande para o sindicalismo norte-americano. A situação de miséria em que viviam os trabalhadores era reconhecida inclusivamente pelos próprios governos e o presidente Grover Cleveland disse: “As condições actuais das relações entre o capital e o trabalho são, na verdade, muito pouco satisfatórias, e isto, em grande medida, pelas ávidas e impensadas imposições dos empregadores”. A convocatória da greve foi um êxito e houve mais de 5 mil greves convocadas. Em muitos lugares as oito horas de trabalho foram conquistadas (Chicago, Boston, Pittsburgh, Saint Louis, Washington, etc.) . Em muitos outros locais, ao nível de fábrica ou sectorial.

Esta força do movimento operário, animado principalmente pelos anarquistas, pôs em alerta o patronato norte-americano que não tardou em reagir. Nas sucessivas manifestações posteriores ao Primeiro de Maio os patrões lançaram contra os grevistas fura-greves e amarelos, sobretudo contra os operários da fábrica McCormik. O pior aconteceu a 4 de Maio, em Haymarket Square quando explodiram várias bombas, numa altura em que estavam reunidas 15000 pessoas.

Morreram 38 operários, 115 ficaram feridos, um polícia morreu e 70 ficaram feitos. A imprensa, aliada aos patrões, não teve duvidas em apontar desde o primeiro momento os anarquistas como autores do atentado. As perseguições contra anarquistas iniciadas pelo comissário Michael Schaack não se fizeram esperar. Entre os presos e acusados de assassinato estavam os animadores mais entusiastas do movimento operário. Todos anarquistas.  Os nomes de August Spies, Michael Schwab,  Oscar Neebe, Adolf Fischer, Louis Lingg, George Engel, Samuel Fielden e Albert Parsons passaram a ser notícia de primeira página.

Todo o processo que se montou contra eles esteve cheio de irregularidades. O juiz Joseph E. Gary, um reaccionário confesso, escolheu os jurados  de entre pessoas com influência claramente anti-socialista e anti-anarquista. Não se permitiu que houvesse jurados que pudessem ter simpatias pelas ideologias operárias. A sorte dos acusados estava ditada de antemão. A 11 de Novembro de 1887 era executada a sentença contra os condenados à morte. Spies, Parsons, Fischer e Engel foram enforcados. Lingg suicidou-se no dia anterior. Os outros acusados sofreram nas prisões durante vários anos. Para a memória ficaram os discursos que os acusados proferiram no tribunal. A defesa que fizeram da sua inocência e dos seus ideais. Foram executados por serem anarquistas e socialistas. A caminho do patíbulo continuaram a dar vivas à anarquia e à classe operária. Cantaram a Marselhesa, na altura o hino revolucionário por excelência.

A inocência dos acusados era manifesta. Estava-se no início da guerra suja contra o movimento operário. Alguns dos investigadores dos acontecimento de Chicago estavam ligados a organizações como a Agência de Detectives Pinkerton, que actuou como fura-greves e se infiltrou no movimento operário com o beneplácito dos patrões e do governo norte-americano.

De qualquer modo, para o movimento operário internacional, a data do Primeiro de Maio converteu-se num dia de comemoração para recordar os “Mártires de Chicago” e para reivindicar a jornada de oito horas de trabalho. A segunda Internacional estabeleceu-o como dia internacional de luta e o movimento anarquista transformou-o numa das datas de reivindicação operária e de comemoração ao lado do 18 de Março (aniversário da Comuna de Paris) e o 11 de Novembro (execução dos Mártires de Chicago).

Ainda assim a nível internacional as diferenças sobre como atuar face ao Primeiro de Maio distanciou socialistas e anarquistas.

Enquanto os primeiros, cada vez mais integrados nas instituições, foram convertendo o Primeiro de Maio numa data quase festiva, com manifestações de força e entrega de reivindicações às autoridades, os anarquistas consideravam-no um dia de luta e com razões para que fosse convocada uma greve geral que pressionasse as autoridades a aprovarem a jornada das oito horas de trabalho.

Hoje, mais do que nunca, convém recordar as origens do Primeiro de Maio e como os direitos que hoje se perdem custaram esforço e vidas para serem obtidos.

Na atualidade, o seu exemplo é a nossa melhor lição.

(* publicado em “CNT”, nº 399, Abril/2013)

 Nós estamos enfrentando uma das maiores ofensivas contra os direitos e as condições de vida da classe trabalhadora. Isso nos tem levado, ha alguns anos, a uma situação de crise permanente que serve de justificativa para todo tipo de agressões e cortes de direitos.
Rompamos com seu jogo. À Construir a alternativa. 1º de Mayo 2013 - Manifestación en Zaragoza - Plaza San Miguel 12'00h. - Espanha

Não comemoramos a escravatura do trabalho. Trabalhamos para combater a escravatura.


1º de Maio é luta e auto-organização // Pela liberdade, pela autonomia


Comemorar o trabalho é hoje mentires-te a ti próprio. Ele é hoje escravatura declarada e como se não bastasse vem acompanhado de violentas baixas de salários, perdas de direitos e degradação fulminante das condições em que o fazemos. Embora seja cada vez mais comum assistirmos a protestos nas ruas em resposta a esta situação e a tantas outras, é também mais perigoso fazê-lo pois o Estado e as entidades patronais estão à espreita para te lançarem a mão mal abras a boca.

Os tempos que vivemos são incertos mas ao mesmo tempo ajudam-nos a ver as verdadeiras facetas do poder. A degradação de todos os aspectos da vida levam muitos ao desespero e daqui para a frente sabemos que as condições dessa mesma vida vão piorar. O Estado social, grande conquista do séc.XX, torna-se o grande falhanço do séc XXI. Os banqueiros, quais sanguessugas, levam a cabo um saque generalizado à sociedade. Os políticos, sujeitos a um descrédito total nas ruas continuam a inventar reformas, a pedir mais impostos.

Os partidos e os sindicatos, comprometidos com a sua profunda vontade de tornar os protestos sociais em marchas fúnebres esperneiam perante a facilidade com que o seu poder é posto em causa nas ruas. A história deste tempo pode ser imensa mas arriscamos um resumo: A democracia e o capitalismo, sonhos perdidos de uma revolução de canos entupidos, é hoje uma anedota que insiste em não admitir a falência do seu modelo económico, social e politico. Perante isto, e na eminência de uma falência generalizada, emerge o fascismo mascarado de economia patente nas medidas da tróika, no aumento do controlo social, no armamento da policia, na perseguição a quem protesta ou na obrigação de mais horas de trabalho por menos dinheiro.

O sistema quer, a todo o custo, manter-se activo e lixar-nos a vida. Portanto, ansiamos por outra forma de viver. A grande chantagem a que todos estamos sujeitos (trabalhar ou morrer de fome) dá-nos mais razões para procurar formas de construir um mundo sem explorados nem exploradores. Queremos construí-lo com todos os que estiverem dispostos a lutar por uma vida digna, sem partidos a controlarem-nos a revolta e a vontade de ser livres. Estamos fartos das suas lenga-lengas que soam sempre a mentiras para que se morda mais uma vez o rabo da pescada. Queremos trabalhar, mas não para levar o planeta à sua destruição, queremos trabalhar para livrar os nossos filhos da miséria crescente que está à nossa frente todos os dias! Queremos trabalhar para nós mesmos, para os nossos amigos, família, bairro, cidade.. e mais que isso para destruir o conceito de trabalho que nos impingem. Hoje, mais que nunca, os tempos são frutíferos para muitas coisas diferentes. Atacar esta ordem e este sistema leva-nos a experimentar como viver sem eles.

No 1ª de Maio apelamos a uma mobilização pelas ruas de Setúbal em protesto não só contra a violência dos patrões mas contra a violência do Estado, da economia e das forças da autoridade que os defendem. Queremos lembrar-lhes que existe resistência. Propomos também uma assembleia popular com microfone aberto onde publicamente possam surgir propostas de luta e de acção.

1º de Maio * 15 horas * Manifestação Anti-Capitalista * Anti-Autoritária 

Largo da Misericórdia, Setúbal - Portugal

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sábado, 27 de abril de 2013

Um diretor de fotografia requisitado

Que viva Aloysio Raulino!
Aloysio Raulino não era apenas um trabalhador do cinema, como conta o filho Gustavo, o Guga. Era alguém que pensava sobre seu ofício. O cineasta foi um dos melhores fotógrafos na cinematografia brasileira (e paulistana).
Diretor de fotografia requisitado, ajudou a fundar a ABD (Associação Brasileira de Documentaristas) sendo seu primeiro presidente e presidiu também a Comissão Estadual de Cinema, como lembra a irmã Berenice que trabalhou como atriz no único longa do irmão, o "Noites Paraguaias" (1982). Este foi saudado lindamente pelo crítico Cid Nader numa resenha recente para a revista eletrônica "Zingu!" como um "filme que, já de cara, ganhava pontos por fugir da mesmice narrativa - uma facilitação utilizada por diretores iniciantes como muleta ante o medo de um primeiro tropeção -, no qual Raulino não teve medo de ousar esteticamente, para contar uma história que remete a um dos grandes dramas humanos: o homem do campo que foge da miséria para tentar uma nova oportunidade, fracassa (ou não se acostuma) e volta à origem".
Nascido no Rio, em 19 filho de um engenheiro militar e de uma professora, Aloysio morou em Volta Redonda e veio criança para São Paulo. Antes do cinema, foi revisor de traduções.
Formou-se nos anos setenta, na primeira turma de cinema da ECA-USP, onde, na década de noventa chegou a lecionar - a disciplina de fotografia - em meados dos anos 90 por um breve mas intenso período onde deixou a direção de fotografia de pelo menos dois trabalhos importantes no Departamento de Cinema, Rádio e Televisão - "São Paulo, Sinfonia e Cacofonia" (1984), direção de Jean Claude Bernardet e "São Paulo, Cinema Cidade" (1967), de sua própria direção. Nesses trabalhos revelou espírito de envolvimento artístico extremo e habilidade técnica ao lidar com materiais provenientes de diferentes fontes de suporte técnicos e épocas. Lutou pela Lei do Curta, que exigia que as salas de cinema exibissem um curta brasileiro antes dos longas estrangeiros. Era de espírito libertário e criativo, generoso, sem reservas, diferente do que domina hoje no meio do audiovisual brasileiro. Fará falta, assim como faz Carlos Reichenbach - que, aliás, também chegou a lecionar no mesmo espaço por um mesmo breve - e intenso - período.
Muitos de seus alunos acabariam se tornando colegas de trabalho. Como o diretor Paulo Sacramento, com quem trabalhou em "O prisioneiro da Grade de Ferro" (2004). O filme tem boa parte das imagens captadas por presos. Aloysio organizou oficinas com os detentos do Carandiru para o projeto. De certa forma, é antítese e complemento à obra ficcional de Hector Babenco, esta baseada no livro de Dráuzio Varella.
Aloysio Raulino foi presença constante no cinema nacional, dirigiu um dos curtas "A Santa Ceia"do  corajoso  filme em episódios "Vozes do Medo" (1970) projeto coordenado pelo cineasta Roberto Santos (1928-1987). É um ensaio vanguardista sobre o sufoco durante a ditadura militar. Posteriormente dirigiu também vários outros curtas como "Jardim Nova Bahia" e "O Tigre e a Gazela". Escrevendo sobre "Jardim Nova Bahia" no clássico "Cineastas e Imagens do Povo", Jean-Claude Bernardet destacava como, naquele simples movimento, "o cineasta abdica de sua posição para o outro assumir". Essa renúncia, cúmplice e voluntária, repete-se, de forma espelhada, pelo essencial da carreira de Raulino, ao empunhar ele a câmera para outros cineastas. Talvez nenhum outro gesto simbolize melhor a arte de Aloysio Raulino.  Um documentário notável que também dirigiu é "Porto de Santos", em que o clima do cais é traduzido perfeitamente no registro fotográfico. Sua obra documental em curta-metragem ("Jardim Nova Bahia"; "O Tigre e a Gazela"; "Teremos Infância"; "Porto de Santos") é marcada pela experimentação formal e pelo foco sobre os excluídos, desenvolvendo um registro que o mesmo Jean-Claude afirma como sendo o pioneiro em saudar como de ruptura com o modelo sociológico tradicional do cinema não ficcional brasileiro.  Para muitos críticos, mesmo quando um filme não era tão bom, ao menos valia a pena se tivesse a fotografia a cargo de Raulino. Era requisitado pelo diretores e amado pelos amigos. Nos últimos dias fora visto sempre frequentando as sessões do festival de documentários É Tudo Verdade.
Em 2011, ele ganhou uma mostra no Itaú Cultural, que apresentou os seus curtas, no Paraná. Coincidentemente, a revista Filme Cultura comentou os trabalhos dos curta-metragens "Lacrimosa", "O Tigre e a Gazela" e Porto de Santos na última edição da revista, disponível online:
Orgulhava-se de ter trabalhado em "Serras da Desordem" (2006), de Andrea Tonacci, como lembra a irmã.  Serras da Desordem talvez seja um dos mais impressionante documentos sobre a situação indígena no País.
Foi diretor de fotografia em "Braços Cruzados-Máquinas Paradas" (1979), "O Homem que Virou Suco" (1981), "Cartola - Música Para o olhos" (2007).
O apuro técnico não o impedia de ser prolífico. Logo após sua morte, amigos e estudiosos puseram-se a fazer um balanço numérico do legado de Raulino. Chegou-se a um número ainda indefinido de mais de cem títulos entre longas, curtas e documentários. "O Coração do Brasil", em cartaz, também leva a sua assinatura. O ainda inédito "Augustas", de Francisco César Filho também. 
Segundo Guga, seu pai era engraçado e dono de um humor inteligente. Não gostava de computador e havia escrito em seu celular um livro de poemas, que pretendia lançar. Vivia andando pela Vila Madalena, na zona oeste de São Paulo. Na madrugada de quinta (18), foi encontrado caído na rua, Morreu aos 66 anos. A família desconhece  a causa, mas suspeita de uma parada cardíaca. Deixa dois filhos.

Com infos de: Nota do CTR/ECA-USP, Guia kinoforum, Filme Cultura, Folha de SP e coluna do Luiz Zanin do Estadão e do Amir Labaki no Valor Econômico.

O Tigre e a Gazela, de Aloysio Raulino
por Ursula Rösele

A primeira impressão que O Tigre e a Gazela passa é de um apurado uso da estética como potencializador da linguagem. O diretor Aloysio Raulino utiliza-se de diversas imagens da cidade de São Paulo sobrepostas por narrativas do escritor Frantz Fanon, numa espécie de “grito” urbano que percorre um sem-número de pessoas que – ao migrarem para a cidade em busca de melhores condições de vida – viram-se em tristes circunstâncias sociais e econômicas.

O único áudio original que ouvimos é o de uma moradora de rua, que entoa seu canto desafinado com dizeres como “todo negro pode ser doutor”, ou melhor, “todo nêgo pode sê dotô”, num bailado para uma câmera que a registra com carinho e de uma fotografia cuidadosa que estoura propositalmente a luz incidindo sobre nós essa incongruência emanada pelo seu discurso preto-branco. Ao ofuscar as cores reais de seu filme, Raulino discursa esteticamente uma desigualdade social que – através de suas lentes – encontra dificuldade de digladiar com a realidade que se interpõe sobre aqueles corpos.

A junção de suas imagens com a fala de Fanon torna o filme um interessante instrumento de inconformismo com um mundo contraditório que, com o auxílio da arte, pode gritar a voz dos que são “calados” por um silêncio que os oprime. A frase final, “Oh corpo meu, faz de mim um homem que interrogue” vem para coroar essa idéia do cinema como potencializador da fala, da linguagem, da imagem que questiona e não se deixa calar.

Filme Citado:
O Tigre e a Gazela (idem, 1979/Aloysio Raulino)